Exposición Universal SEVILLA 1929

- Real Círculo de Labradores -

No es demasiado usual encontrar construcciones que se hayan desmontado de sus primitivos emplazamientos y puedan verse ahora en lugares diferentes. Esta nave del Majuelo de Soto es uno de esos casos raros.

Situado en el triángulo formado por la carretera de Almonte, la de Rociana y por la nueva circunvalación, es un edificio extraño pero, al mismo tiempo, cargado de carácter muy familiar.

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Su origen estuvo en Sevilla. A poco de iniciarse la última década del siglo XIX, el Ayuntamiento ofreció amplios terrenos en el Real de la Feria a los grandes círculos locales para que montaran extensas y populosas casetas, que habrían de impulsar desusada animación al recinto.

Tal ofrecimiento fue denostado por numerosos sevillanos que temían que esas macrocasetas rompieran la hegemonía clásica del Real, formado, hasta entonces, por casetas particulares, familiares o de peñas poco numerosas.

El Real Círculo de Labradores de Sevilla aceptó la proposición municipal y en 1890 montó nada menos que una caseta permanente en el Prado de San Sebastián, con una estructura férrea artística, diseñada, en la última década del siglo XIX.

Los responsables del diseño y del proyecto constructivo fueron los ingenieros Martín Ongay y Enrique Peralo Jimeno, y fue construido por la ya desaparecida fundición San Antonio, propiedad de Narciso Bonaplata y Curiol, un barcelonés afincado en Sevilla.

Ciudad que cautivó al industrial, y que en 1846 decidió, junto con otro empresario, José María de Ybarra, de Bilbao, realizar en la ciudad un certamen ganadero que, gracias a su éxito, consiguió en 1847 el privilegio de feria, siendo este el origen de la actual Feria de Abril de Sevilla. 

En 1840 Narciso Bonaplata aceptó el ofrecimiento de dirigir una nueva fábrica de fundición de hierro y cobre en la capital hispalense, conocida como la de San Antonio y que levantó en un convento desamortizado.

Esta fundición estaba situada cerca de las confluencias de las calles Torneo y San Vicente, y fue la misma que había realizado en 1850 las piezas de hierro del Puente de Isabel II, también conocido como Puente de Triana, construido en 1852.

Así como la célebre Pasarela en 1896, que es otra construcción también atribuida erróneamente a Eiffel, pero debida en realidad al ingeniero Dionisio Pérez Tobías, y que fue desmontada y vendida como chatarra, en este caso a un industrial de Almería en 1920.

A finales del siglo decimonónico y principios del pasado era bastante común relacionar cualquier edificio relacionado a base de viguería de hierro con Eiffel.

Por otra parte, Bonaplata crearía en la ciudad una hilatura de lana que en 1861 contaría con 30 cardas, 810 usos y un pequeño tinte de algodón.

En el logotipo del conglomerado empresarial de Narciso Bonaplata, se mencionaban la fundición, los telares y la construcción de piezas para puentes.

La Nave Principal del Majuelo es un edificio de estructura metálica cuya planta tiene forma de dodecágono irregular, es decir, una figura plana de doce lados desiguales. Su largo mayor mide veintisiete metros y medio, y su anchura es de quince metros y ochenta centímetros.

Tiene adosadas dos construcciones rectangulares más pequeñas, pero de igual estructura y estilo, y que en su momento sirvieron como almacenes, cocina y servicios.

Estuvo montado en los terrenos del sector sur del Prado de San Sebastián de Sevilla, y sirvió como caseta de Feria hasta el año 1930.

El 5 de julio de ese año, la Junta de Gobierno del Círculo de Labradores acuerda poner en venta, en concurso público, la Caseta del Prado, acuerdo que se reitera el 3 de agosto, fijándose la fecha de admisión de ofertas el 15 de Septiembre.

Al día siguiente se abrieron las ofertas presentadas y fue vendida a D. José Ayala Mathieu, de Bollullos del Condado. Su precio de venta fue 17.025 pesetas, mil pesetas más que la otra persona que también pujaba por su compra.

Como caseta, tenemos que imaginárnosla sin su actual cerramiento de muros a la capuchina, en su lugar existían unas cortinas de lona roja y blanca.

Rojo y blanco, los mismos colores en que originariamente estaba pintada la techumbre, que también fueron comprados por José Ayala, por la cantidad de 500 pesetas.

Una valla también de hierro de un metro de altura aproximadamente la rodeaba a unos tres o cuatro metros de la propia caseta.

Una parte de esta valla aún puede verse protegiendo la fachada oriental de la casa de la familia Soto, junto al Majuelo.

El traslado a Bollullos se realizó casi inmediatamente después de su compra; para ello, Manuel Acosta Carrera se desplazó a Sevilla con el fin de proceder a su desmontaje, en compañía de otros albañiles y mecánicos de la localidad, Epifiano y Lelo entre ellos.

Todo el edificio se trajo aquí, con las piezas debidamente numeradas, en pequeños camiones a finales de 1930.

Entre la primavera y el verano de 1931, Manuel Acosta se encargó de hacer los cimientos, de algo más de un metro cúbico cada uno, donde irían sujetas las columnas de fundición, y de volver a montar toda la estructura metálica y la cubierta.

A partir de ese momento, la antigua caseta se convierte en bodega y los pequeños edificios adyacentes en lagar.

En el año 1939 toda la finca es comprada por sus actuales propietarios.

Entre 1970 y 1971, el bollullero Fermín Delgado Rodríguez, construyó en su interior veintinueve conos de cemento armado, de diez mil litros cada uno, para sustituir a una parte de los bocoyes de madera.

Veinte años después, en la década de 1990, el Majuelo dejó de funcionar como bodega.

Después de la venta, el Real Círculo de Labradores utilizó una caseta de madera desmontable, que se ubicaba junto al Casino de la Exposición y Teatro Lope de Vega.

En el año 1953 sus socios deciden construir una nueva caseta estable similar a la antigua; para ello, envían a Bollullos a un fotógrafo y un dibujante que hacen fotos y croquis del edificio, confiándose su construcción a la misma empresa; por eso, es de suponer que ya en esa época no se conservaran los planos originales en los archivos de la fundición, planos que aún existían en 1930, y que sirvieron como ayuda para desmontar y volver a montar el Majuelo.

Foto: El Cristo de la Buena Muerte participó en las Misiones Generales de 1965, trasladándose a la caseta permanente que el Real Círculo de Labradores tenía montada durante todo el año en la Feria, que por entonces estaba en el Prado de San Sebastián

La nueva caseta se inauguró en abril de 1954, cerca del pabellón de Portugal de la Exposición del 29, también en los terrenos del Prado de San Sebastián. En realidad, esta caseta no es exactamente igual al Majuelo, esta vez se trata de un octógono cuyo largo mayor es de cuarenta y un metros y medio, y cuyo ancho es de diecinueve metros y treinta centímetros, lo que hace que sus dimensiones totales sean casi el doble de la anterior.

Esta nueva edificación funciona como caseta hasta 1972, ya que el año siguiente es el primero que empieza a celebrarse la Feria de Abril en Los Remedios.

Foto: Los príncipes Juan Carlos y Sofía visitan la caseta en la feria de1968.

En 1975, ante el apremio del ayuntamiento que quiere construir en los terrenos, es comprada por la Asociación Club de Campo de Sevilla, que la desmonta y vuelve a montarla a varios kilómetros hacia el aeropuerto San Pablo, donde aún puede verse. En diciembre de 1981 se le practica un cerramiento parecido al del Majuelo, que incluye ventanas, cuyas rejas también fueron realizadas por la fundición San Antonio. Desde entonces sirve como salón de actos y celebraciones.

La nave del Majuelo es sin duda un edificio particular, en primer lugar porque su actual emplazamiento no es para el que fue pensado, cosa que no ocurre muchas veces; tenemos pocos ejemplos, entre ellos el Templo de Debod o el obelisco de Luxor, ambos desmontados pieza a pieza en el valle del Nilo y trasladados a Madrid y a París, respectivamente.

Su importancia es singular también porque emparienta con la llamada arquitectura del hierro que tanto proliferó en la segunda mitad del siglo XIX. Su estructura a base de elementos de hierro atornillados hace posible su montaje y desmontaje sin grandes problemas.

Por otra parte, el uso desarrollado en su segundo emplazamiento ha sido tan digno como en el primero, pero aquí ha visto como miles de litros de mosto, que llegaban de la nave lateral hermana, se convertían en vinos que han ayudado a elevar el nombre de los caldos de esta tierra.

Sus actuales propietarios han tratado de conservarlo en las mejores condiciones, y aunque han barajado diversas posibilidades para destinarlo a un nuevo uso, actualmente, estas construcciones no se encuentran vinculadas a actividad alguna.

En los últimos años, tan sólo cobran vida cuando se celebra alguna boda dentro de la familia.

Por último, el cariño que toda la familia le tenemos a estas edificaciones y su entorno, hará que su destino sea digno y acorde a la grandeza para la que fueron proyectadas y podamos ayudar así a conservar el escaso patrimonio arquitectónico que nos queda, y para el que un día hace 90 años vino a formar parte de este pueblo de Bollullos.

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